Tu qué de reyes fuiste
y de reyes descendiste,
el mar lo cruzaste
pelo y vestido no te mojaste,
la cruz de Cristo hallaste
y los tres clavos le quitaste.
Uno lo arrojaste al mar
para la navegación del mundo,
otro se lo diste a tu hijo, el gran Constantino
para qué venciera guerras y batallas.
Te queda uno madre mía, préstamelo,
préstamelo para clavárselo en el corazón
a ___________
Que ni comida ni sueño le satisfaga
más que pensar en mí.
Si este milagro me lo hicieras madre mía
Niños lloraran, perros ladrarán.
No me olvides madre mía
Santa Elena de la Cruz, De la Cruz.