En el nombre poderoso de Jesucristo nuestro Señor,
por la gracia de Dios,
con el poder de la
Sangre del Cordero de Dios,
de sus gloriosas Llagas
y de su Santa Cruz.
Con el poder absoluto y
total de la Santísima Trinidad;
con la fuerza
y el poder del Espíritu Santo,
con el poder de la Virgen María;
y con el poder de los Santos
Arcángeles
san Miguel, san Gabriel y san Rafael,
de nuestro
Santo Ángel de la Guarda
y de la Corte Celestial:
Rompo y disuelvo cada maldición, embrujo,
sello,
hechizo, brujería, vinculo, trampa, lazo, ardid,
mentira,
escollo, obstáculo, decepción,
desviación o
distracción,
influencia o cadena espiritual,
y todo deseo de ruina o mal,
así como cada
enfermedad de nuestro cuerpo,
alma y mente,
que haya sido conjurada sobre mí,
sobre mis
seres queridos,
sobre mis pertenencias,
o sobre cualquier cosa que pueda hacerme daño,
por los pecados o equivocaciones,
de mis generaciones pasadas.
En nombre de Jesucristo, el Señor,
por el poder de sus Gloriosas Llagas
y de su Santa Cruz,
rompo y disuelvo toda cadena de pecados de soberbia,
lujuria, envidia, codicia, gula, pereza o ira
cometidos
por mis padres, mis abuelos,
mis bisabuelos,
mis tatarabuelos
y todas las demás generaciones
hasta la primera
que esté consignada en el libro de la vida,
que me estén afectando a mí en mi proceder
o
en mi vida espiritual o social,
y le pido a
Nuestro Señor Jesús
que ponga un
dique
con su preciosísimo
Cuerpo y Sangre
que impida que los delitos,
culpas y castigos
que hayan merecido
mis antepasados
me puedan
afectar a mi o a mi futura descendencia.
Ahora coloco la Cruz de Jesucristo entre
mi persona
y todas las generaciones de mi árbol
genealógico,
y reclamo en nombre de Jesucristo
que no haya comunicación
directa
entre las
generaciones que hayan obrado mal en el pasado
y mi persona,
ni con la de mis seres
queridos ni mis pertenencias.
Toda comunicación se filtrará
a través de la Sangre
Preciosa de Jesús,
la cual reclamamos descienda
sobre nosotros,
nos impregne, nos rodee y nos
aísle de tal modo,
que ahuyente lejos de nosotros
a todo espíritu inmundo que quiera perturbarnos
a
toda fuerza o influencia
que tenga origen en ellos.
Que en nosotros solo haya cabida para la luz,
la verdad, el amor y la paz de nuestro
señor Jesucristo.
María Inmaculada de la
Medalla Milagrosa
revísteme de la luz, poder,
unción, fuerza de tu fe.
Padre Eterno,
por favor
ordena a los Santos Arcángeles,
Ángeles y a todos los Santos
que nos asistan de ahora en adelante,
gracias Jesús por tu Sangre
y por tu Vida
y por ser mi sabiduría, mi justicia,
mi santificación, y mi redención.
Y me rindo al misterio de tu Santo Espíritu
y recibo con respeto y reverencia
tu verdadero sellamiento,
cubrimiento y protección.
Oh San Miguel Arcángel,
con tu luz ilumínanos,
con tus alas protégenos
y con tu espada y escudo,
defiéndenos.
Amén.
Rezar el Credo y la Salve.