Después de haber estudiado concienzudamente
las materias que
vas a presentar, al entrar en el
aula de exámenes haces esta oración
silenciosa,
dirigida a los examinadores, así:
Reconozco
la Presencia del Cristo en el corazón de
cada uno de
ustedes; ese Cristo que también
tengo yo presente en mi corazón, me va a
ayudar.
Ustedes me van a preguntar aquellas cosas para las que yo estoy
mejor preparado.
La Divina Presencia me libra de todo miedo y nerviosismo.
Yo sé que yo sé, por lo tanto ustedes me van a aprobar y
yo doy gracias de
antemano a ese Cristo viviente que nos une a todos los humanos.
Gracias
Padre, que estoy tranquilo y con
Tu Ayuda saldré triunfante de esta prueba.